Iglesia de Santa María

La iglesia de Santa María es un Iglesia Parroquial del Siglo S.XIV, concretamente una arquitectura encuadrada en la Baja Edad Media, de estilo tardogótico o Isabelino. Fue una mezquita musulmana durante su ocupación árabe, como cuentan las Relaciones Topográficas, convertida después en Iglesia Parroquial de la Orden de Santiago en el siglo XIV.

 

La Iglesia se sitúa en el punto más elevado del cerro que sirve de asiento a Almedina. Su perímetro ocupa un amplio espacio comprendido entre las calles Mayor y Quevedo.

 

Podemos dividir la historia de la construcción de la iglesia de Santa María en dos fases principales:

A la primera fase (1494-1550), pertenece un templo de una sola nave, dotada de tres capillas, dos de la cuales forman los brazos del crucero. El presbiterio, de planta rectangular, se cubre con bóveda de crucería, en piedra, lo mismo que las capillas de Santa Potenciana (epístola) y Nuestra Señora de la Concepción (evangelio). El resto de la nave, así como la capilla del crucifijo (epístola) se cubren con cubierta de madera de pino. Cuatro arcos fajones sustentan dicha cubierta, reforzados exteriormente mediante contrafuertes. A los pies se dispone una triple tribuna de madera, sobre postes de madera, bajo la cual se cobijaba la pila bautismal. El cuerpo de la torre, cuadrado, remata el conjunto.

 

Su tipología mezcla con sabiduría las notas básicas del estilo tardogótico de la <> con elementos de tanta raigambre en la zona manchega como las cubiertas de madera. La colaboración de promotores particulares posibilita la construcción de varias capillas que se adosan al paramento principal, ocupando el espacio libre entre los contrafuertes. Encontramos similitudes de ciertas marcas de cantería que ponen en relación la historia constructiva de esta parroquia con la de otras iglesias (San Andrés de Villamanrique o Nuestra Señora de los Olmos de Torre de Juan Abad) en las que también participó Francisco de Luna, a través de su discípulo Juan de Arama.

 

En la Segunda fase (1550-1560), la evolución seguida por la planta de esta parroquia es realmente excepcional dentro de la tónica habitual del resto de las iglesias santiaguistas de la provincia de Ciudad Real: pasamos de planta de cruz latina, con una sola nave, a planta de tres naves a diferente altura. El maestro Juan Bautistas Casela, autor de esta reforma de la segunda fase de la parroquia, estaría conectado con las formas constructivas imperantes en los círculos artísticos conquense y andaluz. Además, es necesario puntualizar que aparte de las nuevas necesidades espaciales, las limitaciones físicas tuvieran gran peso en la decisión de la tipología.

 

El resultado final destaca por su monumentalidad y sencillez, a la vez demuestra una perfecta integración entre las novedades clasicistas y la tradición popular. Un plan de desarrollo horizontal, que a la vez conserva la cubierta de madera para las tres naves, sobre esbeltas columnas con capiteles jónicos.

La elección de la cúpula de media naranja con linterna en el presbiterio da un paso más adelante. Es de gran originalidad la disposición de la tribuna-torre en forma de balcón sobre tirantes y zapatas. Igualmente sorprendente es la transformación de la portada tardogótica en otra clasicista. En la torre se eligió un modelo difundido por la escuela de Vandelvira, caracterizado por la combinación de cuerpos cuadrados y ochavados.

 

En el año 1755 el terremoto de Lisboa provocó daños en la Iglesia de Santa María, derrumbando la pared de poniente de la parroquia, afectando a la torre y parte de la cubierta de la nave central, y provocando el deterioro del altar mayor. Las obras de reconstrucción se llevaron a cabo en los años sesenta del setecientos por el maestro de obras Benito García, con la ayuda del también maestro Juan Antonio Matamoros.

 

Por todas estas características la iglesia parroquial de Santa María es un modelo de los más peculiares, inteligentes e integradores de la zona. Combinación perfecta entre tradición y novedad clasicista, un templo capaz y monumental adaptado a las limitaciones de una fábrica tan modesta.

 

FUENTE:
Pilar Molina, (2006), De la Fortaleza al Templo-I. Arquitectura religiosa de la Orden de Santiago en la provincia de Ciudad Real (ss. XV-XVIII), Ciudad Real, España, Biblioteca de Autores