FERNANDO YÁÑEZ DE LA ALMEDINA

(Almedina, Ciudad Real, 1475-1540).

Fernando Yáñez de la Almedina puede ser considerado, en palabras de Elías Tormo (crítico literario y de arte, jurista, historiador, arqueólogo y político español), como el «más exquisito pintor del Renacimiento en España».

La primera referencia a Fernando Yáñez data de 1506, un documento en el que constaba el cobro por la confección de las pinturas del retablo de los Santos Médicos de la Catedral de Valencia, junto a Fernando Llanos, conocidos en su conjunto como los Hernandos. En los Discursos apologéticos en que se defiende el arte de la pintura, de Juan Butrón 1623, se le atribuye la autoría del desaparecido retablo de la iglesia parroquial de Almedina.  También los historiadores Lázaro Díaz del Valle y Antonio Palomino hacen referencia a un epigrama que Quevedo dedicó a este pintor, el cual se encuentra desparecido.

Tras el trabajo del retablo de la catedral de Valencia se le encargaron, junto a Fernando Llanos, las pinturas del retablo mayor, y la pintura de una talla de la Virgen para la misma catedral.  Ambos proporcionaron pinturas y trazas al retablo de la Iglesia de Santa Catalina en la misma ciudad de Valencia.

El pintor continúo su trabajo en conjunto con Llanos, así como su carrera en solitario.

Es en 1518, aparece documentado en Almedina, donde acudió para llevar a cabo las pinturas del retablo mayor de la iglesia parroquial. Un año después se le cita de nuevo en Almedina, en una partida de Bautismo como “Ferrrandiañes, pintor”, y siguen las menciones en los libros parroquiales con motivo de los bautizos de sus hijos.

Yañez se encontraba en Cuenca en 1525, donde otorgó poder declarándose vecino de Almedina, para cobrar deudas que tenía pendientes en Valencia. De 1526 a 1531 trabajó en la Catedral de Cuenca y reapareció de nuevo en Almedina en  1532 hasta octubre de 1537, último dato documental del que se tiene constancia. Es destacable también la mención de los comisionados de la  Orden de Santiago, en una visita a Almedina, a “Hernandiáñez” entre los vecinos de cuantía del municipio, lo que suponía un reconocimiento de hidalguía.

Podemos apreciar su estilo leonardesco en La Epifanía de la capilla de los Caballeros de la Catedral de Cuenca, sobre la cuál Antonio Ponz, antes de conocer su autoría, escribió que “debía ser de Leonardo Da vinci, y en todo caso de algún célebre hombre de los que iban a estudiar su obra a Florencia”. Las pinturas para las puertas del retablo de la Catedral de Valencia, que Yáñez llevó a cabo  junto a Fernando Llanos, le pusieron en relación directa con el maestro Leonardo, al existir noticias documentales de 1505 que mencionan a un “Ferrando Spagnuolo, dipintore” trabajando en Florencia junto a Leonardo, en las pinturas de la Gran Sala del Consejo de la Señoría.

Fernando Yáñez de la Almedina es un gran pintor renacentista conocido a nivel internacional. Sus obras se caracterizan por los rasgos de dicho estilo (sfumato, dulzura de los rostros y gestos), claridad formal y la actitud serena y reposada. Prestaba atención especial a las calidades de las ropas y objetos, rasgo típico de la tradición flamenca, habitual de la escuela española.

Sus obras más destacadas pueden ser visitadas en el museo del Prado: Santa Catalina de Alejandría (su obra maestra), San Damían, Santa Ana con la Virgen y el Niño, y una tabla de Cristo resucitado y santos apareciéndose a la Virgen.

También en el museo de Bellas Artes de Valencia pueden apreciarse varias obras de Yañez como La Resurrección, y en la Catedral de Cuenca, como los retablos de La Crucifixión, Epifanía, La Piedad y la Adoración de los Pastores.

Fuente:

Barragán Fernández, Bruno, 50 Personajes de Ciudad Real para la historia, Biblioteca de autores manchegos (Diputación de Ciudad Real).

Como homenaje a su hijo ilustre por excedencia, el pueblo de Almedina ofrece un museo al aire libre del pintor Fernando Yáñez de la Almedina. Podrás recorrer las calles del municipio y contemplar las réplicas de una gran variedad de obras del pintor, expuestas en las fachadas.