La presencia romana en España dejó sembrado el norte de Castilla-La Mancha de unas construcciones de adobe y tejas destinadas a servir de morada a las abejas. Su manejo fue heredado durante siglos pero hoy la mayoría de estos hornos de abejas están en desuso o incluso en ruinas. Por eso, algunos románticos se han empeñado en su recuperación, como manera de obtener un producto sostenible y de calidad, garantía de convivencia entre conservación del medio ambiente y desarrollo económico y social. Ubicados en zonas de monte bajo, donde abundan las plantas aromáticas, los hornos albergan en su interior una serie de cajones de madera que invitan a las abejas a construir sus panales, a los que acceden a través de la piquera, un pequeño hueco en la fachada, y una puerta da acceso al apicultor para recoger la miel y la cera” En Almedina tenemos la suerte de contar con uno de estos hornos, en el cual se ha tratado de conseguir una mayor integración en el paisaje mediante el uso de materiales arquitectónicos tradicionales.